Una tendencia común que une a la mayoría de las personas con inteligencia superior es el amor por los paseos largos. Charles Dickens y Charles Darwin coincidían en la importancia de un paseo largo para pensar las historias y las teorías que habían creado. Tchaikovsky también disfrutaba de los paseos de al menos dos horas al día y creía que se pondría enfermo si no lo hacía.