Siempre se ha dicho que los artistas y los genios escriben un diario, así lo hacían Leonardo Da Vinci y Wolfgang Amadeus Mozart. Un artista romántico llamado Eugène Delacroix utilizaba un diario para lidiar con la fuerza imaginativa de su cerebro. Escribió: “he comenzado el diario de nuevo después de una larga pausa. Creo que puede ser una manera de calmar la emoción que me ha estado preocupado durante tanto tiempo”.